Desarrollo Histórico.

La primera aparición del concepto de economía social en estudios económicos se remonta al siglo XIX. Fueron autores de renombre, tales como John Stuart Mill[1] y Léon Walras[2], los que apodaron con tal término a las innovadoras organizaciones que se iban creando como respuesta a los nuevos problemas sociales que la incipiente sociedad capitalista generaba.

La Economía Social decimonónica aglutinaba en su seno principalmente a tres entidades: cooperativas, mutualidades y asociaciones.[3] Estas tres organizaciones han sido tradicionalmente las consideradas como el núcleo duro de la Economía Social.

En el transcurso de su particular historia, la Economía Social ha pasado por épocas con una importante presencia y por otras con menos relevancia. Cabe destacar que es a partir de los años 70 del pasado siglo, cuando vuelve a resurgir la Economía Social de manera generalizada en distintos países. Como ejemplo paradigmático, se muestra la forma de organización social para aldeas rurales denominada Gram Sarker (gobierno rural), creada en el año 1974 por Muhammad Yunus[4], quien desarrolló el concepto de microcrédito[5], que en 1980 fue adoptada oficialmente por el gobierno de Bangladesh.

La llegada de la crisis económica de los 70 marcó un hito importante para la Economía Social Europea. Los cambios operados en el escenario económico internacional condujeron, entre otras cosas, a una pérdida de capacidad de los Estados nacionales como dinamizadores de la economía y con capacidad de regulación y de generación de empleo. La falta de empleo y el riesgo de exclusión del mercado de trabajo generó dinámicas de autoempleo y de refuerzo de la solidaridad entre los actores económicos para hacer frente a las nuevas necesidades o aquellas que no podían ser satisfechas, particularmente las de aquellas poblaciones con menos recursos, desarrollando acciones que favorecían el medioambiente y el reciclaje de materiales con espíritu cooperativo de democratización y responsabilidad.

Junto estos procesos, se ha ido produciendo una creciente terciarización de las actividades productivas (servicios vinculados a la salud, a la atención social, a la atención personal y servicios domésticos, etc.), la evolución demográfica y el envejecimiento de la población, la diversificación del perfil de los hogares, el avance de la actividad femenina o el aumento de desigualdades generado por el proceso de mundialización neoliberal. En este contexto, aparecen diferentes tipos de organizaciones que adoptan formas jurídicas y organizativas múltiples (en gran medida dependientes de las opciones legales existentes en cada país) que no tienen por qué coincidir con las formas clásicas de la economía social, pero que en gran medida recuperan su sentido democrático más decimonónico.

A partir de la década de los 70, la Economía Social se va caracterizando como un concepto vinculado a la literatura francesa. Las tres familias asociadas en el Comité nacional de liaison des activités ccopératives, mutuelles et associatives, dieron a conocer en el año 1980 la Charte de l’économie sociale en la cual se definían como “entidades no pertenecientes al sector público que, con funcionamiento y gestión democráticos e igualdad de derechos y deberes de los socios, practican un régimen especial de propiedad y distribución de las ganancias, empleando los excedentes del ejercicio para el crecimiento de la entidad y la mejora de los servicios a los socios y a la sociedad“ (Monzón, 2006)[6].

A partir de esa primera declaración se fueron sucediendo otras en distintos países europeos (en Bélgica con el Conseil Wallon de l’Économie sociale[7], etc.) y en todas ellas se destacaban aspectos centrales tales como el carácter privado de las mismas, la distribución de los beneficios no vinculada a la aportación de capital, la democracia en la gestión, el servicio a la comunidad etc.[8]

La delimitación conceptual más reciente fue realizada el año 2002 por sus propios protagonistas en la Carta de Principios de la Economía Social, promovida por la Conferencia Europea Permanente de Cooperativas, Mutualidades, Asociaciones y Fundaciones. En ella se reseñaban los principios que actualmente inspiran a las empresas sociales, que veremos en el siguiente epígrafe.

[1] Stuart Mill, J. S., “On the Definition of Political Economy and the Method of Investigation Proper to it”, en Essays on Economics and Society, edic. de J. M. Robson, y en: Collected Works of John Stuart Mill, University of Toronto Press, Toronto, 1967, vol. V, pp. 309-339.

[2] Walras, Léon. Les Associations populaires de consommation, de production et de crèdit, 1865.

[3] Cooperativas; son asociaciones autónomas de personas unidas voluntariamente para formar una organización democrática cuya administración y gestión debe llevarse a cabo de la forma que acuerden los socios. Mutualidades; es una entidad sin ánimo de lucro constituida bajo los principios de la solidaridad y la ayuda mutua en las que unas personas se unen voluntariamente para tener acceso a unos servicios basados en la confianza y la reciprocidad. Asociaciones; es un grupo de individuos que entran en un acuerdo como voluntarios para formar el cuerpo (u organización) para lograr un propósito.

[4] Muhammad Yunus, banquero y economista de Bangladés, galardonado con el premio Nobel de la Paz en el año 2006.

[5] Un microcrédito es un crédito de pequeñas cantidades, destinado, originariamente, a personas empobrecidas de países subdesarrollados o en vías de desarrollo. El Graameen Bank (creador de la iniciativa) informa que las tasas de éxito en la devolución de los microcréditos se sitúan entre el 95% y el 98%. www.ong-solican.es

[6] Monzón, J. L. en Economía Social y conceptos afines: fronteras borrosas y ambigüedades conceptuales del Tercer Sector, CIRIEC-España Nº 56/2006, p. 12.

[7] La misión principal del Conseil Economique Et Social de Wallonie (CWES) es proporcionar asesoramiento al gobierno de Valonia sobre todos los asuntos relacionados con la economía social y la implementación de acciones y proyectos específicos. También es responsable de preparar un informe de evaluación anual sobre la implementación del decreto.

[8] Guridi Aldanondo, L.; Pérez de Mendiguren, J. C.; Etxezarreta Etxarri, E. ¿De qué hablamos cuando hablamos de Economía Social y Solidaria? XI Jornadas de Economía Crítica, 2008.

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